En las últimas décadas, la creciente carga de enfermedades no transmisibles (ENT) y el envejecimiento de la población han aumentado drásticamente. Las enfermedades infecciosas emergentes amenazan la seguridad sanitaria, por lo que los gobiernos y los profesionales sanitarios deben dar prioridad a la prevención de enfermedades y la promoción de la salud. Un personal sanitario bien formado, con el apoyo adecuado y altamente motivado, en particular las enfermeras, es esencial para reducir la carga de la asistencia sanitaria y hacer avanzar la salud pública. Según las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2022, la escasez de personal sanitario, sobre todo de enfermería, sigue siendo grave en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo. Invertir en los puestos de trabajo, la educación y el liderazgo de las enfermeras puede mejorar la productividad de la mano de obra, la promoción de la salud, el crecimiento económico, la creación de empleo y el crecimiento intersectorial.
El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), junto con sus sociedades miembros, se ha comprometido a hacer progresar la profesión de enfermería, influir en la política sanitaria y mejorar la densidad y las condiciones de trabajo de las enfermeras. Sin embargo, el CIE y las enfermeras siguen enfrentándose a importantes retos. En los sistemas sanitarios infradotados, las enfermeras pueden carecer de formación y desarrollo profesional, mientras que los resultados educativos mal definidos y la escasez de educadores de enfermería cualificados dificultan la preparación de graduados clínicamente competentes. Aunque la colaboración interdisciplinar en la asistencia sanitaria tiene como objetivo reducir los errores y mejorar la atención al paciente, pocos países ofrecen una formación interprofesional completa que prepare a los enfermeros para desempeñar funciones colaborativas y preparadas para la práctica. Los estudios sobre la mejora de la dotación de personal para reducir la carga de trabajo de las enfermeras y mejorar los resultados de los pacientes también son limitados.
El ámbito de actuación y la autonomía de las enfermeras varían considerablemente de un país a otro. Una autonomía limitada suele traducirse en unos cuidados de enfermería de baja calidad, una menor satisfacción laboral y una mayor rotación de personal. Para mejorar la calidad de los cuidados de enfermería, elevar el estatus social de las enfermeras y potenciar su influencia, es esencial contar con un personal de enfermería mundial unido.
A la luz de estos retos, propongo que la próxima Junta del CIE se centre en las siguientes áreas:
Invertir en la educación de enfermería: Mejorar la distribución y la equidad de los recursos educativos para que todas las enfermeras tengan acceso a una educación de calidad. La inversión en la formación acelerada de enfermeras a gran escala -incluidos el profesorado, la infraestructura y el apoyo a los estudiantes- es esencial para satisfacer las demandas mundiales y adaptarse a las tecnologías cambiantes y a los modelos de atención social integrada.
Abordar el envejecimiento de la población mundial: Ampliar el alcance de la práctica de la enfermería y capitalizar el papel de las enfermeras en la promoción de un envejecimiento saludable y de la cobertura sanitaria universal, utilizando sus competencias para satisfacer las necesidades particulares de las poblaciones que envejecen.
Reforzar el liderazgo de la enfermería: Capacitar a las enfermeras para que asuman funciones de liderazgo, influyan en la política sanitaria y en la toma de decisiones, y mejoren la eficacia de los sistemas de asistencia sanitaria y social.
Ampliar y desarrollar la fuerza de trabajo: Crear al menos 6 millones de puestos de enfermería para 2030, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, para hacer frente a la escasez prevista y promover la equidad sanitaria.
Aumentar el valor de las enfermeras de práctica avanzada: Mejorar el entorno educativo y normativo de las enfermeras de práctica avanzada (APN) para garantizar una formación de calidad y el cumplimiento de las normas éticas. Animar a las enfermeras de práctica avanzada a utilizar la salud digital y herramientas tecnológicas como la historia clínica electrónica y la telemonitorización para mejorar la eficiencia y la calidad de los cuidados y ampliar la cobertura de los servicios a poblaciones más amplias.
Reforzar el papel de las enfermeras en la salud mental: Capacitar a las enfermeras de atención primaria para prestar servicios integrales de salud mental en las comunidades. En colaboración con otros profesionales sanitarios y trabajadores sociales, los enfermeros pueden ayudar a los pacientes a reconocer y gestionar los problemas de salud mental en una fase temprana, reduciendo las exacerbaciones y las urgencias y mejorando la concienciación general sobre la salud mental.